El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico generalizado en entornos académicos y profesionales que está asociado con el sentimiento que se caracteriza con ser un fraude ya que asocia los éxitos logrados a factores externos, llegando así a percibirse como incompetentes e incapaces de interiorizar el éxito y creando así una ilusión de incompetencia personal, esto les lleva al temor de que descubran que son un fraude ya que consideran que su entorno sobreestima sus habilidades e inteligencia, llegando a desacreditar las valoraciones positivas por parte de los demás, por otro lado, también estas personas pueden considerar que sus logros son debidos a un gran esfuerzo, generando a la vez un sentimiento de culpabilidad que les acompaña toda su vida.
El síndrome del impostor ha sido definido como una intensa falta de autenticidad con respecto a la autoimagen de competencia, que es experimentado sobre todo por personas con un largo historial de éxitos.
El origen del síndrome del impostor radica en una baja autoestima. Esto se debe a que la autoestima se relaciona con la forma en que las personas se perciben a sí mismas. Además, la autoestima es la base sobre la cual reposa la confianza en sí mismo. Por ello, si la autoestima es baja, la persona es proclive a creerse no merecedora de tener éxito, haciendo que le resulte difícil aceptarlo en caso de que lo consiga.
Desde un punto de vista clínico el síndrome del impostor se ha asociado con diversos tipos de síntomas como:
- Reacciones de ansiedad caracterizadas por aumento de la frecuencia cardíaca, hiperventilación, palmas de las manos sudorosas, tensión muscular, insomnio, debido a falta de autoconfianza, baja autoestima y frustración relacionada con la imposibilidad de cumplir con los altos estándares autoimpuestos,
- Depresión dado que las situaciones de éxito nunca llegan a ser satisfactorias y esto provoca sentimiento constante de malestar y problemas de autoestima.
- Falta de autoconfianza al no valorar los logros conseguidos, no se refuerzan las habilidades propias y por tanto, no confían en ellos mismos. Las frases: «no seré capaz» o «no lo lograré» son habituales.
- Baja autoestima, tienen un autoconcepto muy negativo y se sienten poco capaces.
- Frustración relacionada con la imposibilidad de cumplir con los estándares autoimpuestos.
- Comparación constante con los demás, se fijan en las cualidades que tienen los demás y que ellos no tienen, y cuando hacen una comparativa con ellos mismos solo ven sus defectos.
- Miedo a ser descubiertos: Las personas que tienen el síndrome del impostor sufren de la denominada la caída del impostor dónde sienten que en algún momento les descubrirá y sabrán que no valen para su posición.
El síndrome del impostor involucra distorsiones cognitivas y aspectos desadaptativos en el funcionamiento emocional.
SÍNDROME DEL IMPOSTOR EN LA MUJER
Es bien sabido, que el sexo femenino presenta mayores niveles del síndrome del impostor comparado con el masculino, razón por la cual se suele hablar más del síndrome de la impostora que del impostor.
Un 70% de los trabajadores lo han sufrido en algún momento de sus vidas sintiendo miedo al fracaso, inseguridad e incompetencia.
Se trata de un problema que afecta a mujeres en todo el mundo. Mujeres que han logrado obtener un notable éxito en sus carreras, hasta el punto de situarse como personas destacadas de la sociedad (Young, 2011). Es precisamente este el común denominador de todas las afectadas por este síndrome, también llamado síndrome de la superwoman.
LOS 5 TIPO DE SÍNDROME DE LA IMPOSTORA
- La perfeccionista:
Este tipo se caracteriza porque la mujer tiene altos niveles de autoexigencia que le producen una gran frustración.
Se puede identificar fácilmente porque es propensa a exigirse a sí misma metas imposibles de alcanzar, lo que le provoca mucho desgaste, es incapaz de aceptar todo lo que no es perfecto, según sus estándares, que por costumbre tienden a ser inalcanzables.
- La experta:
Se caracteriza por dudar enormemente de sus capacidades en todo momento. Tiende a infravalorarse y sentir que nunca está lo suficientemente preparada,
- Superwoman:
Tiende a esforzarse más de lo normal, se las suele ver adoptando cargos que no deberían corresponderle.
El rasgo más definitorio de la superwoman es que siente que si no es capaz de hacer sola el trabajo de varias personas, está demostrando que no está cualificada.
- “Yo lo hago todo”:
Es similar a la superwoman, pero se diferencia en que su esfuerzo no radica en que siente que debe esforzarse más de lo normal, sino en que tiene miedo de pedir ayuda, puesto que siente que si lo hace estará denotando un síntoma de debilidad.
Es proclive a la soledad y a alejar a las personas importantes de su vida.
- La genia:
Es un perfil que se identifica fácilmente debido a que siente que siempre debe ser la mejor y primera en todo.
No tolera el fracaso ni las segundas oportunidades. Si falla, es la que se castiga más duramente y experimenta la mayor frustración.
En el día a día, algunas de las formas en las que suele manifestarse son:
- Se sienten un fraude, un incompetente, lo que suele generar una especie de temor a ser “descubierto”.
- Tienen la convicción de que vas a hacerlo todo mal, dudan de sus propias capacidades.
- Se les hace difícil aceptar elogios y agradecimientos. Se quitás méritos, incluso cuando otros los reconocen.
- Infravaloran su experiencia y conocimientos.
- Lo logrado nunca está lo suficientemente bien hecho.
- Si algo no sale al primer intento, lo sienten como un refuerzo de su poca capacidad y no como parte del proceso.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
Algunas recomendaciones:
- Recordar los logros, respaldándolos con datos o hechos objetivos. Esto puede ayudar a darse cuenta de que está valorándose negativamente y de que sí es merecedora de sus triunfos y de su posición.
- Hablar con otras personas, como amigos, familiares, de los éxitos obtenidos para fortalecer la autoestima, pudiendo incluso escribirlos en una libreta o un diario, para no olvidar las objetivos personales conseguidos.
- Celebrar los logros importantes, puede ayudarte a fortalecer nuevamente la autoestima, ya que es una forma de premiarse a uno mismo.
- Pedir ayuda cuando la necesitamos, quizás lo asocies con una señal de debilidad, mucho más allá de la realidad, ya que está más relacionado con la inteligencia, ya que el trabajo en equipo muchas veces es más eficaz que el trabajo en solitario. Una buena manera de pedir ayuda o de que nos orienten como pedirla, podria ser contactando con un psicólogo online.
Si quieres saber más sobre el síndrome de la impostora, en este podcast lo abordan con un enfoque muy didáctico.